Corren vientos negros, vientos
disfrazados de noche que tapian sonrisas. –Me confesaste mientras yo soñaba con el diálogo de
tus manos– Y en su oscuridad he descubierto que la soledad es mentira, que a ti
y a mí, el infortunio nos hace compañeros de lágrimas. De lágrimas desahuciadas
de versos y rimas, de lágrimas sin trabajo, o de ida y vuelta que nos
sorprenden en cada esquina.
Corren vientos negros,
vientos disfrazados de noche que tapian sonrisas. Continuaste con un tono de
rebajas que me obligó a entrar en tu desilusión sin que abrieses la puerta. Y allí
te pinté de azul los bordes, te escribí en un sentimiento fugaz que Lennon
sigue cantando Imagine desde nuestra conciencia, que no pueden tapiarte la sonrisa
porque yo vivo en ella, que no pueden porque tiene balcones que dan a la luna, y en ellos me asomo, y en ellos te quiero.
Corren vientos negros.
Pero tu sonrisa tiene balcones que dan a la luna.
Precioso. Y tan actual...
ResponderEliminarCuando nos sentimos respaldados por quien nos quiere nada puede con nosotros. No debemos permitir que nadie nos arrebate la sonrisa.
ResponderEliminarBalcones donde esperarte, balcones donde mirarte donde.....
ResponderEliminarAlfredo,
ResponderEliminarEs un placer leerte y prender de tus letras. Acabo de enlazarte a mi blog.
Un abrazo, Ann@
Gracias, Anna, y bienvenida.
ResponderEliminarHe llegado a este blog desde el de Anna Genovés y
ResponderEliminarme gustó este Tu sonrisa tiene balcones que dan a la Luna. A pesar de los vientos negros, siempre encontramos esos balcones dulcísimos, que diría el maestro Aleixandre. Y me gusto la fina ironía de alguna frase.
Un saludo
Gracias, Meternura, y bienvenido-a. Un abrazo.
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