Tengo
un amigo con el alma en rebajas.
Soñó con ser capitán de
barco y sólo llegó a grumete de corazones usados en la taberna del puerto. Quiso
gritar al mundo: ¡Ahí te quedas! y fue él quien se quedó. Rozó la gloria una
mañana de abril por una poesía inacabada que una mujer sin gafas ni criterio
leyó con entusiasmo, pero la inspiración lo traicionó con otro poeta más
canalla y más rubio dejándole anclado en el primer verso.
Tengo un amigo con el
alma en rebajas.
Se gastó una fortuna en
comprar fines de semana porque su vida sólo le ofrecía lunes. Una tarde estuvo
a punto de casarse pero no encontró con quien. Ahora imparte clases de soledad
en una escuela nocturna para inmigrantes. Es tan buen profesor en esa materia
que no tiene alumnos.
Tengo un amigo con el
alma en rebajas porque cree que sin ella por fin podrá volar.
¿Soy yo ese amigo?
ResponderEliminarInteresante todo lo que estoy leyendo.
ResponderEliminarLa ironía de este último texto, no evita su patetismo.
Todos estamos de rebajas y no comprando, precisamente.
Volveré.
Todos tenemos el alma en rebajas alguna vez, esa es la ironía de la vida, por eso hay que tomarla con humor.
ResponderEliminarCasi todos tenemos el alma en rebajas alguna vez. El texto por irónico no deja de ser verdad. Me encanta como siempre
ResponderEliminarMe ha dejado un poco triste... Prefiero pernsar que todos tenemos estados de ánimo y que como vienen se van. El texto precioso
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