martes, 29 de octubre de 2013

Acúdeme


No temas el aullido de mis ojos abiertos
pues sólo encuentran alivio en la rosa,
no temas la renuncia de mi rostro
al roce de tu aciaga lengua
que en su aliento recordaré una voz,
una voz de lluvias oscurecida
un día sin pies para elegir horas
y quizá… quizá la holgura vacía
de aquella mi plegaria rendida.

Acúdeme en esta vida incierta,
desvela tu mirada siempre ciega
alójate en el hueco donde hubo
y destruye su fuente yerma.
Abre en cruz la locura de mis venas
para liberar los sueños obstinados
que se niegan a abandonar el nombre
de quien al silencio se entrega.

Acércate, acúdeme serena
y al galope en la sinrazón de tu averno
olvidaré la llaga de la serpiente sin huella,
el aroma del llanto
y un dolor seco en la pena.

sábado, 26 de octubre de 2013

Te he comprado un por que sí


Te he comprado un por que sí
y un mira que te quiero,
para cantarte, mi niña,
a los aires del romero.
Y tres besos tiernos llevo
luciéndome en la solapa,
dos para tus dos mejillas
otro para tu almohada.
Entre olivos y campanas
ella recoge aceitunas
y sus ojos de gitana
enamoran a la luna.
Ya la noche se ha quebrado
y ya los luceros brillan
el sueño se hace aurora
y las guitarras suspiran.
Te he comprado un por que sí
y un mira que te quiero,
para cantarte, mi niña,
a los aires del romero.


martes, 22 de octubre de 2013

viernes, 18 de octubre de 2013

Olvida quien no fui


Rasga la incertidumbre de mi boca,
olvida quien no fui
y arrástrame por las horas de la noche
que languidecen en tu pecho.
No te conozco, diré
mientras muerdo la inconsciencia
con sabor a venganza de tus muslos.
En este cuerpo que no es de nadie
cuelga el grito de la piel vacía
hasta recordar el eco de los gemidos
que suplicabas al borde de un te quiero
cuando la tarde no era un muro.
Las golondrinas también mueren de deseo.

No la conozco, añadiré
arrancándome tus uñas de la espalda
cuando el nombre que no pronuncio
se desprenda de otros brazos.
No la conozco, y cuánto la quiero
murmuraré en la soledad del cuello
que busca asilo en los versos rotos
de esta niebla sin calles
donde te aguardo y habito.

El deseo ama sin memoria,
seamos sólo deseo
olvida quien no fui
que en la eternidad de ese instante
yo olvidaré quien no soy.



miércoles, 16 de octubre de 2013

El frío de una palabra sin acento


Dejamos sin vivir el mes de mayo
y nos ha sorprendido el otoño
con ese cojear amarillento
de las lisiadas horas del calendario.
No es el frío de una palabra sin acento
lo que nos hace añorar el verano,
sino el peso ofensivo de las mantas
donde se acumulan los sueños
como perfiles de ojos abiertos.
Demasiadas sombras en la espalda
impiden saltar las cornisas del viento. 

Tal vez deberíamos abandonar la ciudad
y poblar nuestros cuerpos
con memorias de la primera mirada,      
con el paisaje de aquellos abrazos
que hoy se astillan en el olvido.
Tal vez deberíamos huir de esas fotografías
que nos encierran en una sonrisa saturada
y ser ráfaga del pájaro que no necesita calles
para volver a casa tallando la madrugada.
Nacer sin el hastío de haber nacido.

No es el frío de una palabra sin acento
lo que aumenta el desdén por la vida,
sino la cita ineludible con el espejo
cuando la almohada se niega
a ocultar nombres que ya no existen.




domingo, 13 de octubre de 2013

Nostalgia se escribe Constantinopla


¡Ay, Constantinopla!
Qué frágil es la memoria del beso
que en otra boca olvida unos labios.
Nostalgia se escribía con tu nombre
con las sílabas de mi amor o te quiero,
y la tinta perpetuaba una costra
que era acantilado para los latidos del mar.
Ahora sólo escribo Constantinopla
para no masticar el dolor sin orillas
por los anchos pasillos que juega la noche.

¡Cuánta levedad,  Constantinopla,
en los rostros que ya son pasado!

Me levantaré en ese grito no nacido
en busca de gargantas que sepan volar,
allá donde la voz se construye en la sonrisa,
donde el aliento no concibe gemido
y los peces eligen las aguas,
allá musitaré en lo opaco de mi pecho
¡Cuánto te Constantinopla!
Y dejaré de cambiar el corazón de sitio
para que no muestre la tristeza que asoma,
abriré el horizonte por la cintura de otros senos
que conocerán el mundo desde mi boca
y en los universos tibios que propone la piel
hallarán sentido mis manos.

¡Qué pena, Constantinopla,
que entera quepas en un dado!

Nostalgia se escribe Constantinopla.




viernes, 11 de octubre de 2013

Y si fuéramos - Voz: Beatríz Llaneza Mielgo



Desde que empecé con este blog cada día es una sorpresa.
Hoy me ha sonreído la tarde con la ilusión de dos muchachas
poniendo voz, música e imagen a sendos poemas míos.
La dulzura con la que interpretan los versos es una bocanada de aire fresco.
Desde la emoción que me produce que dos jóvenes se interesen por la poesía
me atrevo a subirlos al blog y a pediros unos minutos de vuestro tiempo.


Dicen, y yo les dejo decir - Voz: Verónica Llaneza Mielgo



Desde que empecé con este blog cada día es una sorpresa.
Hoy me ha sonreído la tarde con la ilusión de dos muchachas
poniendo voz, música e imagen a sendos poemas míos.
La dulzura con la que interpretan los versos es una bocanada de aire fresco.
Desde la emoción que me produce que dos jóvenes se interesen por la poesía
me atrevo a subirlos al blog y a pediros unos minutos de vuestro tiempo.


jueves, 10 de octubre de 2013

Hay besos que ocupan una vida - Vídeo realizado por GEA


                                    Hay besos que ocupan una vida, 
                          las imágenes de Gea ocupan todos mis sueños.

                 
                                   Gracias, Gea, por tu sensibilidad.



martes, 8 de octubre de 2013

jueves, 3 de octubre de 2013

El olvido ya no vive en mí


Soy sombra de la oscuridad
que llenó de cenizas
el vuelo de tu pie huido.
Mi cuerpo es sólo un hilo
enredado en las memorias                         
de un párpado ciego
que se niega a otro rostro.
La luz es capricho de pupilas felices.

El olvido ya no vive en mí,
ocupas su silencio
con el dedo de una pluma
que tañe música en la arena,
que eclipsa el rumor desafiante
de una boca entre pechos
ya nacidos a las manos.
Qué melocotón era la piel de tu carne.

Vivo sospechando que te respiro,
vivo descolgado de un grito
que aguarda la palabra redonda
para convertirse en sueño.
¡Qué labios fueron los míos en tus labios!