lunes, 28 de abril de 2014

Dejad que ame


Dejad que quiebre el aire
que no sea aliento en la caricia,
el aire que no adivine el peligro
de una sonrisa distraída en la nuca.
Dejad que olvide estos ojos
que arrastran con su lumbre hacia la noche
y convierten en horizonte los cuerpos.
Dejad que ame
no sólo el desnudo sino la espuma,
el sonido que se yergue estatua en un pecho
y hace de la piedra su canción
por no acumular el dolor de luz que lo ignora.
Dejad que ame con los oídos
con la piel,
con el verbo,
que ame las caderas anchas de la aurora
o el estrecho talle del lirio,
dejad que ame al ser
pues en él existe el fuego del mundo,
la alameda azul donde siempre somos
y ya nunca seremos.




viernes, 25 de abril de 2014

La virginidad del cristal


Voy buscando un paisaje
donde apoyar mi voz,
un paisaje que sepa y olvide,
transparente en la cercanía de esa mano
que entrega un seno con certeza de ternura.
Quizá hallaría suficiente
en el desorden de una lámina,
una lámina tan vivida en sus vértices
como labios en mis versos,
y con una arruga o cicatriz
pulida por la ambición de un dedo
hasta hacerse seda en el roce.
O quizá pueda apoyarla en otra vida
en un trozo de vida desmigada,
sin esencias urgentes,
que no aguarde cielos
en la virginidad del cristal,
que los perciba en el vaivén de un sentimiento
incluso en la duda que le estrechará las palabras
cuando desvele que es su rostro
el paisaje donde deseo apoyar mi voz.




lunes, 21 de abril de 2014

Rostro que nada ignora


Descontaré cada segundo
que tus ojos me deben,
descontaré cada latido de la lluvia
imitando tu corazón,
cada paso que no siguió a tu pie
cuando la locura se hizo recuerdo
y tu voz memoria.
Después te hablaré de la tregua del silencio
de la rosa que quiso ser luna
del eco de los ríos salpicando tu nombre,
te hablaré de esos universos
donde despiertan las alas dormidas
y el cielo no es un techo para los sueños
ni la soledad una excusa para ser noche,
donde las miradas no se apagan
y la luz es el alma de un rostro que nada ignora,
un rostro que crea lo nuevo con vocación de beso
desde un pensamiento que no necesita nacer a la palabra.
Te hablaré de esos universos que tanto habitan en tus labios
y después,
después vacío de mí he de amarte.






viernes, 18 de abril de 2014

Creo


Creo en el silencio para amar,
en la alegría que agita las sombras
de esa boca que duerme
repitiendo un nombre que niega al olvido.
Creo en vuestras manos,
en cómo bajarán las nubes
para que la carne deje de ser piedra
y sea grito
y hoja
y voz que se levantará entre luciérnagas.
Creo en la cara del viento que desnuda al amor,
que lo convierte en cristales sin filo
en la huella de una sonrisa con tantos mares
que el agua se hace camino.
Creo que nunca hay fatiga
en un párpado que se abre al misterio
que el horizonte ya sólo es espalda
que el mundo cabe en un beso,
y digo que creyendo en vosotros en mí creo
pues sólo soy en vuestra mirada
y todos somos el mismo verso.



miércoles, 9 de abril de 2014

Una mujer


Conozco a una mujer
desnuda ante la palabra desnuda,
ante el grito
que es dolor y no ala que olvida.
En el sonido incierto de la memoria
añora la imagen que le alojó
esa mirada turbia por los sentires.
¿Quién no vio caer la sombra de una sonrisa?
Se defiende del silencio
creando ríos que fingen voces,
suaves voces como una mejilla abierta al deseo
que extiende su cuerpo de nieve sin pisar
¿Quién no mordió hielo para escarchar sus lágrimas?
Si encontrara un trueno cerca del mar
batiría sus alas hasta ser ajena al sollozo,
hasta ser la carne tierna donde habitan las caricias,
pero quedan pocos mares que empañen el acero.
Y en ese amar al viento es bella,
es bella en su dormir sobre un beso
que aguarda el reflejo de otro respirar,
tan bella que aún no lo sabe.


domingo, 6 de abril de 2014

Túneles de luna


Para qué queremos un verso
si no dispara a la nuca,
si no te devuelve los ojos que huyeron
detrás de la arcilla
detrás del viento,
de la arcilla y del viento que fuiste
cuando el sol era rojo
y la noche no cabía en los relojes.
Para qué queremos un verso
si no engendra una horquilla
donde puedas colgar ilusiones
o plumas heridas
o dudas que olvidaste en el cuello
rogando que estallaran con la luz limpia de abril,
si no puedes utilizarlo como arco
y lanzar el esqueleto de un sueño a las nubes
para que caiga pulverizado con las primeras lluvias
cuando la madrugada sea agua y agua tu piel.
Para qué queremos un verso
si no te peina la carne de melocotón
hasta que tu cintura se estreche
como túneles de luna
al presentir que el deseo es posible.
Si no te ahoga
con el sonido de otro cuerpo
que sobre la timidez de tus hombros sonríe
esperando que la montaña
se haga caricia en tus manos
y gemido en una boca tan agotada
que suplique la quietud de un párpado
o el aire olvidado por los pájaros.

Para qué queremos un verso
si crees que la flor solloza
sólo porque es una flor.


martes, 1 de abril de 2014

Arena y ausencia


Aprenderé a olvidar para no olvidarte.
Aprenderé a ser cómplice de las palabras
que sonreiré en tus labios
cuando respiremos la misma noche
y tú seas la luz,
y el argumento de mi locura,            
y el cuchillo que abrirá los deseos
para que la lava ascienda
desde la cueva oscura del secreto
hasta la rosa de tu frente.

Aprenderé a ser máscara
cuando el amor
regrese a por sus lágrimas
y el desierto se extienda en mi costado.
Arena y ausencia
en los gestos de un hombre
que clavará efigies en los muros de la memoria
para que no se le olvide tu rostro.

No creas que mis versos son tristes
siempre estoy alegre cuando te sueño
pero se me ha atragantado una sonrisa.