domingo, 13 de diciembre de 2015

El pudor de la niebla


A veces sonrío o incluso canto –muy despacio-
pensando en los que no están
y siempre fueron –aquellos-
su nombre agita la lluvia
mientras cuento atardeceres
como trenzas hermosas de asombro.
Son las doce de la noche
hora en que el orgullo se convierte en nostalgia
y la verdad se aleja de uno mismo.
Tenía tanta prisa por amar
que confié en la ambición del olvido,
en el pudor de la niebla
que hace la vida tenue en el párpado
pero irresistible bajo el trazo del lápiz
que nos dibuja el verano desde un aroma,
desde ese piano de palomas negras
que enmudece el caos del tiempo
para vendernos una infancia un cielo
quizá el coraje de una nuez clandestina

Me duele justo en la esquina donde amo.
Qué tarde para respirarte.


jueves, 26 de noviembre de 2015

Carne de Estrella



Ay, Teresa, qué lisas las manos que te lloran.
Demasiadas palabras con forma de ataúd
largas de nieve largas de penumbra en los huesos.
Quién pronunció tu nombre como reflejo que no existe
Ella, ella es quien os mira
-desde el murmullo de un firmamento
que se extingue por dulce-
no, no hay aroma en las balas
sólo odio vacío
saliva metálica que no suavizó ninguna lengua
manos que asoman como pájaros aplastados.
No imaginéis guerra –a pesar de la guerra-
ni crespones finísimos en la cabeza que ya respiró,
imaginaos amor –a pesar del amor-
desbrozad de vuestra garganta el grito interminable
y surgirá un tiempo desnudo de días,
la tierra será una idea satisfecha que avanza
carne de estrella que –siempre besada-
nos tocará la frente con el súbito tornado
de una perla entre los dientes.  
Ay, Teresa, cuántos surcos dejó la lluvia en ese nuestro rostro.


TERESA DE CALCUTA: No me llaméis para ir a manifestaciones en contra de la guerra. Llamadme cuando hagáis manifestaciones a favor de la paz.

FOTOGRAFÍA: ELIA VERANO

lunes, 23 de noviembre de 2015

Cerezas sobre laurel blanco


Voy a hablar bajo como las mariposas,
llegaste con ojos de septiembre
cuajada de auroras,
mi voz tenía el cielo alto
y la tarde un túnel sin salida,
qué hermoso sueño –pensé-
llenando de eternidad mi costado.
Soñé o acaso nos soñamos
desnudos de espigas,
olvidando quiénes fuimos, quiénes somos amando,
sin más memoria en la piel
que un aire entre las cañas,
sabías a todos mis silencios.
Y en ese recoger olas
-dichoso el cuerpo que así nace-
hallé de tu boca su leyenda
cerezas sobre laurel blanco
labios desbordando orillas.

No hay muros en la madrugada,  
solo este bello morir
que me ha entregado la vida.

domingo, 15 de noviembre de 2015

Una mujer a quien amar


Permíteme un asombro
un caracol en el rostro que sorprende
He ahí una mujer a quien amar
-proclama un brillo una sangre
quizá un sueño-
                            Así,
sin acabarse el mundo
mi pecho se abre en lumbres
                          y ama,
abrázame mientras escribo.
¿Qué palabra o cometa
transformará el iceberg más hermoso
en dos cuerpos que nunca se miran desde la espalda?
Dime, mujer a quien amar, pero abrázame
¿qué cristal o acero –mágico por la longitud de un beso-
lucirá esa tibieza de la carne
que un ruiseñor convierte en seda?
Y en este azar -que último presiento-
donde soy tan joven como una flor que delira con sus colores
dime, mujer a quien amar,
si estás pensada para soñar en mis ojos.


sábado, 7 de noviembre de 2015

Esa sonrisa que desordena los cielos


Te encontré al final de los inviernos
cuando las sombras se equivocan  
y en las esquinas sólo te sorprenden
                                  recuerdos.

Tú sonreías
-o era una batalla-
con esa sonrisa tuya que desordena los cielos,
no hablamos de olvidar palabras en la almohada
ni de pájaros azules
                                ¡Qué importa!                                                  
El silencio nos daba tantos argumentos
y una luz
y una duda y hojas secas
                                 incluso otra mirada.

Te llamé horizonte 
incapaz de pronunciar más allá de tu nostalgia,
tú pisabas los trópicos
sintiéndome bello en los versos,
y supe que te amaría un instante
un momento
                                toda mi vida.


martes, 3 de noviembre de 2015

CANTO V - DEL AMOR Y OTROS UNIVERSOS


Observo el silencio,
-desde el imposible no soy mente
ni pensamiento que deja sin noche a las rocas-
soy voz que despierta a los no dormidos.
Ciego ya de raíces
alimento mis manos con lluvia,
no hay cenizas en mi nombre
ni ruiseñores picoteando la cruz de mis brazos,
sólo creo en la verdad
de una mano temblando en mi pecho.

Si amar fuera tan fácil como destruir la tierra
-o sangrar arcoíris
o llenar de centellas la boca del hombre
que hizo de nuestros sueños un violín
para que los océanos despreciaran el mar-
amaríamos sobre el azar de todo naufragio
y las sombras del atardecer serían siluetas  
buscando cielos en la piel del ombligo,
desmesuradas en el torbellino de labios,
hermosas en extremo por el vientre de la madre
que duerme al costado de una caricia
donde cualquier gesto es universo.
Juntos uniríamos esas sílabas que no existen
hasta formar islas casi tan vírgenes
como un verso sin el cobijo de otra nuca. 
Nuestras cinturas de primavera
-siendo ya tahúres con el invierno-
lo colgarían en parasoles alegres como bombillas,
y sembrando de muslos las constelaciones
olvidaríamos el caminar serio de los cocodrilos.
Qué bellas latitudes
en dos cuerpos bebiéndose el diluvio.

Oh, loco poeta sin versos
no te queda luz para otro amanecer,
el reloj sin hora aguarda.

La noche tiembla,
fulminada por la dulce cicatriz de un melocotón
que me hizo amar en defensa propia
-era tanto el ruido de sus galaxias-
Me acojo al Verbo
sin la fatiga de crear auroras,
con el vuelo imperfecto de las golondrinas de oriente
con las líneas de la mano desbocadas
y la ternura de un piano que jamás enterró sus sueños.
Los ojos de niebla avanzan entre amapolas muertas
el eco de su galope me sangra la frente
-es la única melodía que los sordos oímos-
bajo el temor de sus trompetas soy estatua sin memoria
vidas que se suceden sin hallar la voz última
aquella que clamando en el desierto
profetizó que nada posee principio ni fin.

El círculo eterno gira, terco, infinito:
Apagada la fantasía sólo queda un aire,
un aire que no pertenece a ningún labio
ni al viento arrodillado ante las hortensias.



martes, 20 de octubre de 2015

LA SOMBRA DE UN SOMBRERO ROJO



Quizá al olvido le falte sangre
o la curva de una palabra callada
mientras recorta la silueta de aquel rostro
y le coloca un sombrero rojo
para que cante canciones sin noches.
No hay mejilla que resista
la sombra de un sombrero rojo
sin añorar el azar de una boca
en la que sintió labios fusilando sueños,
cuerpos generosos como selvas
empañando espejos,  
su misma carne
sin más abismo que unas piernas cruzadas.
El deseo siempre retiene un pasado,
es fácil confundir eternidad con nieve triste,
con la blancura de esa almohada
que nos recuerda el color de otro brazo.
Quizá al olvido le falte sangre
o que la luz no deja huellas en el silencio.

Tengo tanta memoria
que sólo recuerdo sus manos.


CUADRO: CARLOS LARRACILLA
"MUJER CON SOMBRERO DE CONEJO ROJO"




martes, 22 de septiembre de 2015

La desobediencia de las magnolias


Aprendo a ser desierto
bajo los ojos deshabitados de un jilguero.
Toda la memoria de mi cuerpo cabe en tu boca,
háblame, soy manso de sentimientos
manso entre pájaros impensables
que creen en la desobediencia de las magnolias
como excusa para amarnos.

A este lado del olvido es posible soñar un rostro
un gemido donde apoyar la vida,
a este lado cualquier palabra posee dos dedos de locura,
cómo no sentir aún tus labios
dibujando rastros en mi espalda,
qué fiel la soledad del pubis
atrapado en el roce de una frente que fue beso
infinito en las sienes
acaso caricia sin bordes.
Tras el latido que separa los cuerpos
la tristeza se vuelve más sangre que nunca,
es tan inútil rechazar tu desnudo.

Quizá al jilguero de ojos deshabitados se le olvidó cantar
o que después de ti, sólo nace viento en mis manos.

martes, 8 de septiembre de 2015

Constancia de una mejilla


Amar es siempre o constancia de una mejilla
luz de olivo
sobre estos párpados que sueltos de ríos
miden la tierra desde tu cintura.
Qué ciego el universo
separando con aire las bocas
el instante
el murmullo ya grito
ya alarido del pecho que reclama
ser fiebre, viento o jara,
ser aliento en el aliento que ama.

Amar es sentir que soy tu nombre
y esperar esa mañana.

miércoles, 29 de julio de 2015

Transparencias o un universo en la cintura


Y llegaste a mí viva en el decir
sin más virtud que una mejilla abierta en mares
-qué escándalo el deseo-
No hay error en la caricia que sorprende
solo roce y jazmines
nombrando los mil rostros del viento.
Sin el hueco de la ausencia
crecimos en cada sílaba del cuerpo
y creyéndonos amanecer que la luz desconoce
fuimos transparencia o universo en la cintura
-qué rumor de labios-

Sin preguntar cuándo te amé
y en tu piel conocí dónde duerme la luna.

viernes, 17 de julio de 2015

El desamor o la desnudez de los océanos

                        

                                                  A C.G. con cariño.
                 
El desamor carece de ángulos
donde alojar un viento,
es el espejo de la espalda que agoniza
la fragilidad de una cintura sin eco.
El silencio no duerme
-qué cruel la voz de esa sombra
desgarrando el nombre
que tu lengua ya no imita-
y en el sollozo inconfesable de un cuerpo
viniera yo a consolar
el azar que te deshizo en plumas
en tristeza tan infinita que carece de bordes.
Si pudiera arrancarte el brillo de las cabelleras más rubias
sabrías que la lucidez calla ante el temblor de un seno,
que desde la blancura de tu frente
crearás sirenas dulces como una sorpresa
o universos donde amarás la desnudez de los océanos,
y entonces serán posibles los labios siempre
los latidos los trópicos el fuego.

No existe tu soledad, 
eres tan hermosa que solo el sol te responde.


                                                                       FOTOGRAFÍA: KIRSTY MITCHELL


lunes, 29 de junio de 2015

Al principio de tu sombra


Donde la voz no sea pálida
como la escarcha de un amante en olvido,
donde la extensión del cuerpo
sea el ancho que los ojos miran,
allí,
allí donde la verdad sea viento
y el viento agua, y agua tu piel
descifrando el lenguaje de mis labios,
allí seré la hermosura del erizo
que nadie conoce o intuye en la frente tan alta,
seré la orilla donde duerme el mar
para soñarse océano
y reflejarse en el brillo de los peces.
Allí,
donde un cielo cansado de infinitos
se desprenda de horizontes
para sentirnos a la distancia de una mano.

Allí donde te busqué una vida
allí donde te amé
allí,
al principio de tu sombra.


jueves, 18 de junio de 2015

CANTO IV (DEL AMOR Y OTROS UNIVERSOS)


El amor es ausencia de uno.
Ausencia que convierte al hombre
en el despertar de un viento que no se pronuncia
se escucha en la lluvia de los tambores
durante cuarenta días
contados desde el amanecer.
No olvidéis que la tierra avanza hacia la noche
y vuestra voz es tormenta
cantad bajo el clamor de los desheredados
cantad con un grano de trigo en la lengua
con un grano en los parpados de los caracoles
un grano en cada palma que estrecha y ama,
un grano de trigo que en su germinar hará temblar al universo
y saciará el hambre de aquellos que sin nombre aún se conocen.
Oh, loco poeta sin versos
demasiada ambición en quien ha muerto y observa:  
quien sueña olvida, quien olvida muere.

Los sueños tienen cabellos desordenados,
cuelgan de flores ciegas
que asoman por las botellas su dulce cuello
para sentir el relámpago de un beso
o la llegada de los ríos
-qué inocencia creer en la resurrección del cometa
cuando no ofreces tus ojos a los girasoles-
habrá un tiempo posterior a los tiempos,
cuando la selva no se encoja ante la huella del hombre
y el miedo no piense en mares
como final para esos oídos clavados en el mundo,
que los sueños habitarán espejos
sin más eternidad que la eternidad,
y cabalgarán sobre luciérnagas los náufragos 
con la belleza de un continente que surge,
sus brazos –llenos de constelaciones-
dejarán ruiseñores más pequeños que un delirio
sobre la pasión de una mano por tocar.
Entonces nadie dormirá entre labios sombríos
ni preguntará si el sueño es una idea
o luz
o la esfera donde nació la primera palabra
que hizo vibrar un pecho,
el hombre sin pesadumbre gritará: ¡Sea!
y en la delicada tregua de un latido
todo gozará de la desnudez hermosísima del junco
de la blancura de una mirada que ve
del inequívoco aullido de otra almohada,
confundido el silencio del sur
llenará de luceros el norte
amándose los cuerpos una esperanza un brillo
-qué absurda la distancia-
y amada la mujer que en otro hombro halla el mar
y amado el hombre que olvidando al soñador
es el sueño.

Oh, loco poeta sin versos
aquello que el corazón no abre
no merece ser soñado



lunes, 8 de junio de 2015

FERIA DEL LIBRO DE MADRID 2015



Un año más, la Feria del Libro de Madrid nos brinda la 

oportunidad de conocernos. 

Estaré en la caseta 355 viernes y sábado, 12 y 13 de

Junio, de 18 a 20’30. Será un buen momento para 

charlar y darnos ese abrazo que nos enviamos por las 

redes. Allí os espero. 












jueves, 4 de junio de 2015

La ausencia del juglar



Más allá de la otra orilla
se escucha un silencio de jazmines,
un pensamiento que fue
y es en la distancia de un brazo tan redondo
como esa boca que aguardas y llega.
En su ausencia soy juglar de cielos vacíos
y canto con una blancura que ignora las plumas
cuando no son amparo para el pie desnudo.  
Cuánto morir
en el cuerpo que solo ambiciona una noche.

No amé para olvidar
digo con la cicatriz insólita de una flor
o quizá con su nombre.

lunes, 18 de mayo de 2015

En la piel de todos tus mares


Y allí
en la piel de todos tus mares
surgirá el caos.
Creerás que el poeta es azar
que nació de los ojos húmedos de las nubes
o de la voz intensa de la rosa,
pero mi nombre te viene de lejos
de cuando las estrellas aún se equivocaban.
Inmensa sentirás la vocación del deseo
acudiendo a estas manos que te disputan
con la alegría de quien fue silencio.

Y enferma de cielos
me darás a besar tu cuerpo
con el desorden de las cerezas,
existiremos en las ingles que se sueñan palomas,
en la rotundidad de unos labios que hallarán su querer
sobre ese ombligo donde la vida se detiene.
Qué dicha amar la quietud de nuestro desnudo
mientras la memoria es un pecho que ya no solloza.  

No tardes,
olvidaste la sonrisa en mi boca.