Hoy
me despido de ti que no te conozco, que ni siquiera hemos coincidido en las
cloacas del deseo apurando ese último charco que nos salpicó a los brazos de
Whitney Houston cuando aún no había empeñado su alma por un mal tono. De ti,
que sonríes presumiendo de olor a azahar ignorando que lo que llevas en el ojal
son crisantemos robados de tu propia tumba.
Hoy me despido de ti
que envidias mis días porque no has compartido ninguna de mis noches. Que te
subiste conmigo al huracán para columpiarnos en los sueños que habitan en el
horizonte sin darnos cuenta de que la silueta de la utopía es nuestra sombra.
De ti, que no vendiste la dignidad en el oráculo a cambio de un amuleto que te
garantizaba unas vacaciones con el Imserso, dos palmaditas de feliz cumpleaños
y una medalla al honor desconocido.
Hoy me despido de ti que
siempre llevas chicles de menta porque te encantan los de fresa. De ti que
regalas sentimientos sin pararte a envolverlos y que guardas tus besos para esa
promesa que te olvidó antes de que pudieras pronunciarla.
Hoy me despido de ti y
de mí.
Hoy me despido.
Una entrada maravillosa. Actual y muy bien escrita.
ResponderEliminarSaludos, Ann@
Gracias, Anna. Un placer conocerte.
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