Ruedas, giras, el aire,
amante invisible, te abraza, arremolinado sobre el eje de tu movimiento. La
belleza conspira con las formas de tu cuerpo. Te esbozas, te difuminas y vuelves
a dibujarte, las estampas se perfilan, se desvanecen y resurgen aún más puras,
limpias, pulidas. La música se cuela entre tus dedos que dispersan las notas
por el espacio con un elegante gesto de suave autoridad. Cadencia, ritmo, armonía,
vuelas ingrávida del lugar preciso al punto exacto, hipnotiza, embriaga…siento,
se eriza la piel de mi corazón y mis ojos se rinden, hechizados, deseando lo
imposible, que no te detengas nunca.
J.A. LÓPEZ
SELFA
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