Donde la voz no sea pálida
como la escarcha de un amante en olvido,
donde la extensión del cuerpo
sea el ancho que los ojos miran,
allí,
allí donde la verdad sea viento
y el viento agua, y agua tu piel
descifrando el lenguaje de mis labios,
allí seré la hermosura del erizo
que nadie conoce o intuye en la frente tan alta,
seré la orilla donde duerme el mar
para soñarse océano
y reflejarse en el brillo de los peces.
Allí,
donde un cielo cansado de infinitos
se desprenda de horizontes
para sentirnos a la distancia de una mano.
Allí donde te busqué una vida
allí donde te amé
allí,
al principio de tu sombra.
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