Y
llegaste a mí viva en el decir
sin más virtud que una mejilla abierta en mares
-qué escándalo el deseo-
No hay error en la caricia que sorprende
solo roce y jazmines
nombrando los mil rostros del viento.
Sin el hueco de la ausencia
crecimos en cada sílaba del cuerpo
y creyéndonos amanecer que la luz desconoce
fuimos transparencia o universo en la cintura
-qué rumor de labios-
Sin preguntar cuándo te amé
y en tu piel conocí dónde duerme la luna.
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