Un
sombrero te oculta los malos pensamientos,
si es de ala ancha hasta los fraudes a Hacienda.
Yo escondo siempre zapatos de tacones altos
y dos piernas con liguero y medias de seda.
Ignoro qué labios me harán su prometida,
y soy mujer de anticiparme a los momentos,
si mi cita con la fantasía no se ve cumplida
de mi cama echo al patán sin más miramientos.
Hay demasiados fantasmas de lengua trenzada
de manos traviesas y
traje de caballero
que si al azar los desnudas se quedan en nada.
Una dama siempre pone el suficiente esmero
para exigir calidad cuando se siente amada,
y si ellos cumplen, nos quitamos el sombrero.
¡Me encanta! Pero... una pregunta: ¿Has salido del armario? Jajajaja
ResponderEliminarDifícil salir de donde nunca has entrado. Pero tranquila, me parecéis tan maravillosas que no tengo tiempo para inclinarme hacia el otro lado. Un abrazo.
ResponderEliminarUna delicia,Alfredo.
ResponderEliminarEste trovador del nuevo milenio qué bien conoce lo que se esconde bajo nuestros sombreros. Me encanta tu ingenio.
ResponderEliminarjaja,muy bueno poeta me saco el sombrero
ResponderEliminarQue buen punto de vista, parece difícil que lo haya escrito un hombre, pero da alegría saber que los hay que nos conocen tanto como para ponerse en nuestra piel.
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