Todos
los años por estas fechas, me gusta sentarme frente al televisor y deleitarme
con las películas religiosas o épicas que emiten. No lo hago por conservar una
tradición católica, ni porque me guste especialmente ese tipo de cine, sino por
comprobar un año tras otro si la historia se repite. Sí, lo que habéis leído.
Quiero saber de primera mano si hemos aprendido la lección. ¿No os parece
sospechoso que en Ben Hur todos los años sea Charlton Heston quien gane la
carrera de cuadrigas? Para mí que esa competición está amañada. Por muy amigo
del rifle que seas, ganar durante cincuenta años es imposible, que se lo
pregunten al Real Madrid. Entre nosotros, el malvado Mesala cada día me cae mejor,
y no es porque su amante enemigo Ben Hur, un hijo de papá que se hace todos los
años más rico gracias a un esclavo, trunque su brillante carrera como militar y
político sin escrúpulos, sino por mi natural tendencia a ponerme del lado de
los perdedores. Podéis llamarme ingenuo, infantil, incluso loco, los tres adjetivos
me encajan a la perfección.
Pero donde mi obsesión se
convierte en paranoia es cuando se trata de un film sobre Jesús de Nazaret. ¿Qué
nos ocurre? ¿Nos hemos vuelto unos psicópatas? ¿Qué extraña mente posee el ser
humano para tropezar 2013 veces en la misma piedra? Yo me siento en el sofá tranquilo, sosegado, convencido
de que ese año no crucificarán a Jesús, de que Caifás habrá aprendido la
lección y se olvidará de sus egoísmos partidistas, de que el pueblo no lo
traicionará, de que Poncio Pilato, por fin, hará caso a su mujer y no se lavará
las manos mirando para otra parte, incluso de que los legionarios romanos se
plantarán ante las órdenes y se negarán a torturarle con los cuarenta latigazos
de rigor y la crucifixión postrera.
Algunas veces, he llegado
a rebobinar la película para ver si en un segundo pase se daban cuenta del vil
asesinato que estaban cometiendo y reconsideraban su actitud; la he parado en
un fotograma ansiando que se les entumeciera el brazo en el alto y no
descargaran el golpe; les he gritado y hasta insultado, reconozco que soy un
poco vehemente. Pero mis esfuerzos siempre han sido inútiles, los latigazos le
vuelven a destrozar con inusitada violencia, le siguen colocando la corona de
espinas, lo clavan en la cruz con sadismo, riéndose de su amor, mofándose del
mensaje de paz que, escasos minutos antes, celebraban entusiasmados con su
entrada triunfal en Jerusalén.
Este año, tras ver La
Biblia, una producción nueva que cumple ampliamente con la tradición, es decir,
es mucho peor que todas las películas anteriores sobre el tema, eché de menos
no ser un personaje de Woody Allen para poder entrar en la pantalla y hacerles
partícipes de la profunda angustia que provocará su error a la humanidad
durante toda la historia.
Os confieso que ya no confío en que los
sacerdotes del sanedrín recobren la cordura y dejen de aferrarse a los puestos
de poder, (vivo en España), ni siquiera en que el prefecto romano decida no
humillar con sus abusivos impuestos a los israelitas, (sufro la política imperialista
de Merkel) pero sigo manteniendo la esperanza intacta de que en una película,
en cualquier semana santa, el pueblo judío y los legionarios, ante la sorpresa
de los poderes establecidos y de los que estamos frente al televisor, se unan para cambiar el curso de la historia,
para mostrarnos que la dignidad del ser humano debe prevalecer ante la
insaciable avaricia de los amos del mundo, para enseñarnos que la voluntad de
los pueblos siempre es más fuerte que el oro de unos miserables.
Cuando eso suceda, y
permitidme que no pierda la esperanza, no tendremos miedo al futuro, podremos
mirarnos a los ojos sin avergonzarnos y creeremos más en nosotros mismos.
Cuando eso suceda, la
historia nunca volverá a repetirse porque seremos dueños de nuestro destino.
P.D. Mi felicitación a
todos los compañeros que han trabajado en La Biblia por su excelente trabajo. Ellos sí que se tienen ganado el cielo.
yo también mantengo la esperanza intacta en que de verdad nos unamos y cambiemos el curso de una historia que no debería ser escrita.
ResponderEliminarLa historia se repite una y otra vez por aquello de qué el hombre es el unico ser que tropieza una y otra y mil veces en la misma piedra...no tenemos arreglo
ResponderEliminarYo creo que seguiran crucificando a Cristo, porque aunque mantenga mi esperanza, la maldad y el poder van unidas de las manos.
ResponderEliminarFelicidades por el escrito.
A mi también me gusta ver estas pelis y es cierto que las historias se repiten,pero sabes qué?Este año ha sucedido algo diferente mi comprensión de ellas fue distintas ....fue como verlas por primera vez.Besos
ResponderEliminarAhora somos los pobres israelitas, porque la víctima solo cambia de nombre. Ayer judíos, hoy palestinos... ¡Qué tedio!
ResponderEliminarPues yo en estos días aprovecho para volver a disfrutar de "La vida de Bryan".Por lo menos en esta acaban todos silbando
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