He
tatuado tu rostro en mi sombra, por si la memoria olvida tu nombre.
Los daikiri son tan
peligrosos en verano que Hemingway aún sigue preguntándose por quién doblan las
campanas, cuando yo jamás he preguntado por qué estás ahí, a mi
lado. Será amor. Un amor que se ofrece como descanso, como compañero de viaje
hacia ese reino en donde las nubes no se acuestan por la noche, en donde no hay
unicornios porque no los necesitamos, pero sí besos de espuma, y caracolas de
bronce, y tus brazos recogen girones de viento que me acunan al atardecer
cuando la libertad se entretiene en tu cuerpo, igual que yo.
He tatuado tu rostro en
mi sombra, por si la memoria olvida tu nombre.
Grita conmigo para
abandonar su cielo, un cielo que mientras nos roba los sueños se ha olvidado de
amanecer, en donde los océanos se niegan a despertar y la pasión se ha
convertido en metáfora. Un cielo que no tolera que cada día me regales nuevos
universos en tus ojos.
He tatuado tu rostro en
mi sombra porque cuando miro a mi alrededor, siempre estás tú.
Siempre se está donde se quiere estar sobre todo cuando los sentimientos son uno "si quieres lo que amas, siempre amas lo que quieres".
ResponderEliminarQue importante es contar con alguien en nuestra vida que nos acompaña y nos quiere sin condiciones. Pero igual de importante es reconocerlo y hacerselo saber. Y tú has encontrado una manera maravillosa de hacerlo.
ResponderEliminarPor cierto bonita foto...
Precioso! Afortunada.
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