Inalcanzable simetría la de nuestros cuerpos
dices
erguida en la sombra
sin creer en la eternidad de una uva en mi boca.
Yo no siento tu miedo a la luz de otoño
luz que hermosa se abre sin pretexto,
quién dijo que eras ya invierno o ya noche
o ya tormenta en calma,
quién dijo que el sol no me golpea desde tus ojos
o que no quiera entre tus ascuas desnudarme,
quién dijo que amar se conjuga en futuro,
o que la
caricia en el trueno no duerme
después de saberme en tus manos
oscureciendo el deseo con tu voz interminable.
Aun lejana te aguardo
te aguardan mis años todos
y los tuyos que temes por ser largos de almohada
te aguardo bajo el limonero ebrio de las horas que
nos hablan
amando el silencio que levantaste a la palabra
silencio que se desprendió de tus labios
cuando soñaste calmar mi sed mientras negabas el
alba.
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