Somos
memoria de la piel.
Latidos en una pluma
desprendida del silencio.
El rostro del lado oculto de una cara.
Somos la torpeza de un beso
que se enreda en la cintura
siempre oscura del deseo.
Somos tú y yo.
La frente aún dormida
de la paloma equivocada,
los brazos que se alargan
para proponer sueños
a los sollozos del agua,
el diente afilado de un lamento
y las palabras de tu mirada.
Somos selva en un destello
la decadencia de una lágrima.
Somos verso en tu trinchera.
Tú y yo.
Somos.
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