domingo, 19 de enero de 2014

En la oquedad del olivo



En la oquedad del olivo
duermen mis noches.
No hay distancias en su silencio.
No hay sollozos que irriten sus hojas
ni agonía en su esfuerzo.
Búscame en su frente dolida
en su color de mañana de invierno,
búscame en el brazo del horizonte
que en sus nudos talla la sospecha
de que al pronunciarte apenas tiemblo.
Sólo tu sueño retiene mi sombra.

Entraste en mis manos con ojos de olivo.
Llórame por seguir amándote.


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