Qué
triste el borde de tus labios
para reflejar un viento.
Siempre respiras en el latido sin locura,
en el tacto del silencio
donde la mar es el escorzo de un codo que no desea.
Yo me desnudo y soy horizonte que crece
sueño que se erige en beso
sobre el rostro de quien amo o imagino.
Cuando el tiempo sea luz
abarcaré el olivo que no duerme
y sabiéndote en mi piel escucharás
¡Qué bello el borde de tus labios
cuando son los míos!
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