jueves, 11 de septiembre de 2014

Crines de caballos blancos como caballos



No hay distancia
en la yema del dedo que dibuja en mi pecho
crines de caballos blancos como caballos.
No hay distancia
en los vientos que no mienten
al cuello sin nombre de esa mujer
que amando ya en los tiempos amo,
y viviría en su lengua
o en su pluma que agita el verso
dejando en mi espalda madrugadas
con el sabor de esa piel invisible
que no entrega al deseo la dicha
de abrir la corteza seca de un seno
con el espejo de mis labios.
No hay distancia
si te abandonas al gozo de esa frente
que se apoya en el límite de un beso
para mostrarte que el amanecer es noche
cuando la voz no se quiebra.

No hay distancia entre nosotros 
sólo crines de caballos blancos como caballos. 

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