A Agus.
En
la nada se carece de otoños
que habiten de ocre las huellas.
Se desvanecen las palabras dichas
cuarteando promesas silvestres
como alondras sin sangre.
No llueve en ausencia de la voz.
En la nada sufres el vértigo de la piedra
que odia un pie al borde del acantilado,
no hay más orillas que el aullido
de la rosa al olvido de la espina.
Mueres el ocaso de los fuegos
para nacer inocente de sonrisas.
Y en la transparencia de ese instante,
hueco de memorias mutiladas,
dejas de existir para ser,
te adueñas del silencio
que juzgaba las auroras
y sin miedo al amor amas,
sin miedo a soñar, eres el sueño.
Voy buscando la nada
para hallaros en todo.
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